Miércoles 10 de abril


Evangelio según San Juan, Capítulo 3, versículos 16-21

La revelación máxima.

16 Porque así amó Dios al mundo: hasta dar su Hijo único, para que todo aquel que cree en El no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo por El sea salvo. 18 Quien cree en El, no es juzgado, mas quien no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. 19 Y éste es el juicio: que la luz ha venido al mundo, y los hombres han amado más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo el que obra mal, odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas. 21 Al contrario, el que pone en práctica la verdad, viene a la luz, para que se vea que sus obras están hechas en Dios.

 

Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios