XXIII Domingo Ordinario

septiembre 4, 2022

Color: Verde

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Sabiduría 9:13-18

    13¿Qué hombre, en efecto, podrá conocer la voluntad de Dios? ¿Quién hacerse idea de lo que el Señor quiere? 14Los pensamientos de los mortales son tímidos e inseguras nuestras ideas, 15pues un cuerpo corruptible agobia el alma y esta tienda de tierra abruma el espíritu lleno de preocupaciones. 16Trabajosamente conjeturamos lo que hay sobre la tierra y con fatiga hallamos lo que está a nuestro alcance; ¿quién, entonces, ha rastreado lo que está en los cielos? 17Y ¿quién habría conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la Sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu espíritu santo? 18Sólo así se enderezaron los caminos de los moradores de la tierra, así aprendieron los hombres lo que a ti te agrada y gracias a la Sabiduría se salvaron.»

  • Salmo Responsorial

    Salmo 90:3-6, 12-13, 14-17

    3Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: «¡Tornad, hijos de Adán!» 4Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. 5Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba que brota; 6por la mañana brota y florece, por la tarde se amustia y se seca. 12¡Enseñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en nuestro corazón! 13¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo? Ten piedad de tus siervos. 14Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos toda nuestra vida. 15Devuélvenos en gozo los días que nos humillaste, los años en que desdicha conocimos. 16¡Que se vea tu obra con tus siervos, y tu esplendor sobre sus hijos! 17¡La dulzura del Señor sea con nosotros! ¡Confirma tú la acción de nuestras manos!

  • Segunda Lectura

    Philemon 1:9-10, 12-17

    9prefiero más bien rogarte en nombre de la caridad, yo, este Pablo ya anciano, y además ahora preso de Cristo Jesús. 10Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo, 12Te lo devuelvo, a éste, mi propio corazón. 13Yo querría retenerle conmigo, para que me sirviera en tu lugar, en estas cadenas por el Evangelio; 14mas, sin consultarte, no he querido hacer nada, para que esta buena acción tuya no fuera forzada sino voluntaria. 15Pues tal vez fue alejado de ti por algún tiempo, precisamente para que lo recuperaras para siempre, 16y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que, siéndolo mucho para mí, ¡cuánto más lo será para ti, no sólo como amo, sino también en el Señor!. 17Por tanto, si me tienes como algo unido a ti, acógele como a mí mismo.

  • Evangelio

    Lucas 14:25-33

    25Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo: 26«Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. 27El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. 28«Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? 29No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: 30"Este comenzó a edificar y no pudo terminar." 31O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000? 32Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. 33Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.