San Ignacio de Loyola, Presbítero (Memoria)

julio 31, 2020

Color: Blanco

Lecturas diarias:

Primera Opción

  • Primera Lectura

    Jeremías 26:1-9

    1Al principio del reinado de Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá, fue dirigida a Jeremías esta palabra de Yahveh: 2Así dice Yahveh: Párate en el patio de la Casa de Yahveh y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen a adorar en la Casa de Yahveh, todas las palabras que yo te he mandado hablarles, sin omitir ninguna. 3Puede que oigan y se torne cada cual de su mal camino, y yo me arrepentiría del mal que estoy pensando hacerles por la maldad de sus obras. 4Les dirás, pues: «Así dice Yahveh: Si no me oís para andar según mi Ley que os propuse, 5oyendo las palabras de mis siervos los profetas que yo os envío asiduamente (pero no habéis hecho caso), 6entonces haré con esta Casa como con Silo, y esta ciudad entregaré a la maldición de todas las gentes de la tierra.» 7Oyeron los sacerdotes y profetas y todo el pueblo a Jeremías decir estas palabras en la Casa de Yahveh, 8y luego que hubo acabado Jeremías de hablar todo lo que le había ordenado Yahveh que hablase a todo el pueblo, le prendieron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo diciendo: «¡Vas a morir! 9¿Por qué has profetizado en nombre de Yahveh, diciendo: "Como Silo quedará esta Casa, y esta ciudad será arrasada, sin quedar habitante"?» Y se juntó todo el pueblo en torno a Jeremías en la Casa de Yahveh.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 69:5, 8-10, 14

    5Son más que los cabellos de mi cabeza los que sin causa me odian; más duros que mis huesos los que me hostigan sin razón. (¿Lo que yo no he robado tengo que devolver?) 8Pues por ti sufro el insulto, y la vergüenza cubre mi semblante; 9para mis hermanos soy un extranjero, un desconocido para los hijos de mi madre; 10pues me devora el celo de tu casa, y caen sobre mí los insultos de los que te insultan. 14Mas mi oración hacia ti, Yahveh, en el tiempo propicio: por tu gran amor, oh Dios, respóndeme, por la verdad de tu salvación.

  • Evangelio

    Mateo 13:54-58

    54Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? 55¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 56Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» 57Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.» 58Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

Segunda Opción

  • Primera Lectura

    I Corintios 10:31--11:1

    10 31Por tanto, ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. 32No deis escándalo ni a judíos ni a griegos ni a la Iglesia de Dios; 33lo mismo que yo, que me esfuerzo por agradar a todos en todo, sin procurar mi propio interés, sino el de la mayoría, para que se salven. 11 1Sed mis imitadores, como lo soy de Cristo.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 34:2-11

    2Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza; 3en Yahveh mi alma se gloría, ¡óiganlo los humildes y se alegren! 4Engrandeced conmigo a Yahveh, ensalcemos su nombre todos juntos. 5He buscado a Yahveh, y me ha respondido: me ha librado de todos mis temores. 6Los que miran hacia él, refulgirán: no habrá sonrojo en su semblante. 7Cuando el pobre grita, Yahveh oye, y le salva de todas sus angustias. 8Acampa el ángel de Yahveh en torno a los que le temen y los libra. 9Gustad y ved qué bueno es Yahveh, dichoso el hombre que se cobija en él. 10Temed a Yahveh vosotros, santos suyos, que a quienes le temen no les falta nada. 11Los ricos quedan pobres y hambrientos, mas los que buscan a Yahveh de ningún bien carecen.

  • Evangelio

    Lucas 14:25-33

    25Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo: 26«Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. 27El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. 28«Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? 29No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: 30"Este comenzó a edificar y no pudo terminar." 31O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000? 32Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. 33Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.