Los Primeros Mártires de la Santa Iglesia Romana (Memoria Libre)

junio 30, 2015

Color: Rojo

Lecturas diarias:

Primera Opción

  • Primera Lectura

    Génesis 19:15-29

    15Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot diciendo: «Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se encuentran aquí, no vayas a ser barrido por la culpa de la ciudad.» 16Y como él remoloneaba, los hombres le asieron de la mano lo mismo que a su mujer y a sus dos hijas por compasión de Yahveh hacia él, y sacándole le dejaron fuera de la ciudad. 17Mientras los sacaban afuera, dijo uno: «¡Escápate, por vida tuya! No mires atrás ni te pares en toda la redonda. Escapa al monte, no vayas a ser barrido.» 18Lot les dijo: «No, por favor, Señor mío. 19Ya que este servidor tuyo te ha caído en gracia, y me has hecho el gran favor de dejarme con vida, mira que no puedo escaparme al monte sin riesgo de que me alcance el daño y la muerte. 20Ahí cerquita está esa ciudad a donde huir. Es una pequeñez. ¡Ea, voy a escaparme allá - ¿verdad que es una pequeñez? - y quedaré con vida!» 21Díjole: «Bien, te concedo también eso de no arrasar la ciudad que has dicho. 22Listo, escápate allá, porque no puedo hacer nada hasta que no entres allí.» Por eso se llamó aquella ciudad Soar. 23El sol asomaba sobre el horizonte cuando Lot entraba en Soar. 24Entonces Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Yahveh. 25Y arrasó aquellas ciudades, y toda la redonda con todos los habitantes de las ciudades y la vegetacíon del suelo. 26Su mujer miró hacia atrás y se volvió poste de sal. 27Levantóse Abraham de madrugada y fue al lugar donde había estado en presencia de Yahveh. 28Dirigió la vista en direción de Sodoma y Gomorra y de toda la región de la redonda, miró, y he aquí que subía una humareda de la tierra cual la de una fogata. 29Así pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la redonda, se acordó de Abraham y puso a Lot a salvo de la catástrofe, cuando arrasó las ciudades en que Lot habitaba.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 26:2-3, 9-12

    2Escrútame, Yahveh, ponme a prueba, pasa al crisol mi conciencia y mi corazón; 3está tu amor delante de mis ojos, y en tu verdad camino. 9No juntes mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios, 10que tienen en sus manos la infamia, y su diestra repleta de soborno. 11Yo, en cambio, camino en mi entereza; rescátame, ten piedad de mí; 12mi pie está firme en suelo llano; a ti, Yahveh, bendeciré en las asambleas.

  • Evangelio

    Mateo 8:23-27

    23Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. 24De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido. 25Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» 26Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. 27Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?»

Segunda Opción

  • Primera Lectura

    Romanos 8:31-39

    31Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? 32El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? 33¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. 34¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros? 35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, 36como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. 37Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. 38Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades 39ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 124:2-5, 7-8

    2si Yahveh no hubiera estado por nosotros, cuando contra nosotros se alzaron los hombres, 3vivos entonces nos habrían tragado en el fuego de su cólera. 4Entonces las aguas nos habrían anegado, habría pasado sobre nosotros un torrente, 5habrían pasado entonces sobre nuestra alma aguas voraginosas. 7Nuestra alma como un pájaro escapó del lazo de los cazadores. El lazo se rompió y nosotros escapamos; 8nuestro socorro en el nombre de Yahveh, que hizo el cielo y la tierra.

  • Evangelio

    Mateo 24:4-13

    4Jesús les respondió: «Mirad que no os engañe nadie. 5Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy el Cristo", y engañarán a muchos. 6Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no os alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin. 7Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá en diversos lugares hambre y terremotos. 8Todo esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento. 9«Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. 10Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente. 11Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos. 12Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. 13Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.