San Ireneo, Obispo, Mártir (Memoria)

junio 28, 2013

Color: Rojo

Lecturas diarias:

Primera Opción

  • Primera Lectura

    Génesis 17:1, 9-10, 15-22

    1Cuando Abram tenía 99 años, se le apareció Yahveh y le dijo: «Yo soy El Sadday, anda en mi pressencia y sé perfecto. 9Dijo Dios a Abraham: «Guarda, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación. 10Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos vuestros varones serán circuncidados. 15Dijo Dios a Abraham: «A Saray, tu mujer, no la llamarás más Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y de ella también te daré un hijo. La bendeciré, y se convertirá en naciones; reyes de pueblos procederán de ella.» 17Abraham cayó rostro en tierra y se echó a reír, diciendo en su interior: ¿A un hombre de cien años va a nacerle un hijo?, ¿y Sara, a sus noventa años, va a dar a luz?» 18Y dijo Abraham a Dios: «¡Si al menos Ismael viviera en tu presencia!» 19Respondió Dios: «Sí, pero Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Isaac. Yo estableceré mi alianza con él, una alianza eterna, de ser el Dios suyo y el de su posteridad. 20En cuanto a Ismael, también te he escuchado: «He aquí que le bendigo, le hago fecundo y le haré crecer sobremanera. Doce príncipes engendrará, y haré de él un gran pueblo. 21Pero mi alianza la estableceré con Isaac, el que Sara te dará a luz el año que viene por este tiempo.» 22Y después de hablar con él, subió Dios dejando a Abraham.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 128:1-5

    1Canción de las subidas. Dichosos todos los que temen a Yahveh, los que van por sus caminos. 2Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien! 3Tu esposa será como parra fecunda en el secreto de tu casa. Tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa. 4Así será bendito el hombre que teme a Yahveh. 5¡Bendígate Yahveh desde Sión, que veas en ventura a Jerusalén todos los días de tu vida,

  • Evangelio

    Mateo 8:1-4

    1Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. 2En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme.» 3El extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al instante quedó limpio de su lepra. 4Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.

Segunda Opción

  • Primera Lectura

    II Timoteo 2:22-26

    22Huye de las pasiones juveniles. Vete al alcance de la justicia, de la fe, de la caridad, de la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro. 23Evita las discusiones necias y estúpidas; tú sabes bien que engrendran altercados. 24Y a un siervo del Señor no le conviene altercar, sino ser amable, con todos, pronto a enseñar, sufrido, 25y que corrija con mansedumbre a los adversarios, por si Dios les otorga la conversión que les haga conocer plenamente la verdad, 26y volver al buen sentido, librándose de los lazos del Diablo que los tiene cautivos, rendidos a su voluntad.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 37:3-6, 30-31

    3Ten confianza en Yahveh y obra el bien, vive en la tierra y crece en paz, 4ten tus delicias en Yahveh, y te dará lo que pida tu corazón. 5Pon tu suerte en Yahveh, confía en él, que él obrará; 6hará brillar como la luz tu justicia, y tu derecho igual que el mediodía. 30La boca del justo sabiduría susurra, su lengua habla rectitud; 31la ley de su Dios está en su corazón, sus pasos no vacilan.

  • Evangelio

    Juan 17:20-26

    20No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, 21para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. 22Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: 23yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. 24Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que ma has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. 25Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. 26Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.»