Nuestra Señora de los Ángeles de Porciúncula (Solemnidad)

agosto 2, 2016

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Eclesiástico 24:1-4, 16, 22-24

    1La sabiduría hace su propio elogio, en medio de su pueblo, se gloría. 2En la asamblea del Altísimo abre su boca, delante de su poder se gloría. 3«Yo salí de la boca del Altísimo, y cubrí como niebla la tierra. 4Yo levanté mi tienda en las alturas, y mi trono era una columna de nube. 16Cual terebinto he alargado mis ramas, y mis ramas son ramas de gloria y de gracia. 22Quien me obedece a mí, no queda avergonzado, los que en mí se ejercitan, no llegan a pecar.» 23Todo esto es el libro de la alianza del Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés como herencia para las asambleas de Jacob;

  • Salmo Responsorial

    Salmo 34:5, 7, 9-10, 18-19

    5He buscado a Yahveh, y me ha respondido: me ha librado de todos mis temores. 7Cuando el pobre grita, Yahveh oye, y le salva de todas sus angustias. 9Gustad y ved qué bueno es Yahveh, dichoso el hombre que se cobija en él. 10Temed a Yahveh vosotros, santos suyos, que a quienes le temen no les falta nada. 18Cuando gritan aquéllos, Yahveh oye, y los libra de todas sus angustias; 19Yahveh está cerca de los que tienen roto el corazón. él salva a los espíritus hundidos.

  • Segunda Lectura

    Gálatas 4:3-7

    3De igual manera, también nosotros, cuando éramos menores de edad, vivíamos como esclavos bajo los elementos del mundo. 4Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, 5para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. 6La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! 7De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios.

  • Evangelio

    Lucas 1:26-33

    26Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 29Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 30El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»