X Domingo Ordinario

junio 10, 2018

Color: Verde

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Génesis 3:9-15

    9Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» 10Este contestó: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.» 11El replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?» 12Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.» 13Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?» Y contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.» 14Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.»

  • Salmo Responsorial

    Salmo 130:1-8

    1Canción de las subidas. Desde lo más profundos grito a ti, Yahveh: 2¡Señor, escucha mi clamor! ¡Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas! 3Si en cuenta tomas las culpas, oh Yahveh, ¿quién, Señor, resistirá? 4Mas el perdón se halla junto a ti, para que seas temido. 5Yo espero en Yahveh, mi alma espera en su palabra; 6mi alma aguarda al Señor más que los centinelas la aurora; mas que los centinelas la aurora, 7aguarde Israel a Yahveh. Porque con Yahveh está el amor, junto a él abundancia de rescate; 8él rescatará a Israel de todas sus culpas.

  • Segunda Lectura

    II Corintios 4:13--5:1

    4 13Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: "Creí, por eso hablé," también nosotros creemos, y por eso hablamos, 14sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con vosotros. 15Y todo esto, para vuestro bien a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios. 16Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día. 17En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna, 18a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas las invisibles son eternas. 5 1Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos.

  • Evangelio

    Marcos 3:20-35

    20Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. 21Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: «Está fuera de sí.» 22Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.» 23El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. 25Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. 26Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. 27Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. 28Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. 29Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno.» 30Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo.» 31Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar. 32Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.» 33El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?» 34Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. 35Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»