En consecuencia, siguiendo al Obispo de Hipona, recordamos también que la unidad de la Iglesia se selló con la sangre del martirio. El primero en derramarla fue Nuestro Señor Jesucristo, pero Él quiso compartir su sacrificio de amor con los hombres. El Apóstol Pedro fue elegido por Cristo: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt 16, 18).
La obra de Dios requiere de la cooperación humana. Pedro es entonces "la roca" humilde que sirve de base al Cuerpo Místico de Cristo. Por esta razón, el Papa, Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra, es principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, así de los obispos como de la multitud de fieles. El Obispo de Roma, el Papa, es Pastor de toda la Iglesia y tiene potestad plena, suprema y universal. Hoy se festeja, en particular, a quien encarna esa misión, el Sumo Pontífice.
Asimismo, en armonía por lo expresado desde antiguo por los fieles, hoy celebramos a San Pablo, el 'Apóstol de los gentiles': quien fuera perseguidor de cristianos, daría un vuelco total en su vida, la que quedó transformada, convirtiéndose él después en el más ardoroso evangelizador, entregado sin reservas al anuncio del Evangelio.