Venezuela: Restos de Beato José Gregorio Hernández son depositados en monumento en su honor

Venezuela: Restos de Beato José Gregorio Hernández son depositados en monumento en su honor
Inhumación de restos del Beato José Gregorio Hernández / Crédito: Conferencia Episcopal Venezolana

Este fin de semana se celebró en Venezuela la ceremonia de inhumación (entierro) de los restos mortales del "médico de los pobres", José Gregorio Hernández, quien fue proclamado beato el viernes 30 de abril.

La Misa de inhumación se realizó el domingo 2 de mayo en la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, el Santuario de José Gregorio Hernández que pertenece a la Arquidiócesis de Caracas.

Participaron el Cardenal Baltazar Porras, Administrador Apostólico de Caracas; Mons. Tulio Ramírez, vicepostulador de la causa de beatificación; el P. Juan Carlos Silva Unda, promotor de Justicia; y el P. Gerardino Barranchini, párroco del santuario.

En un comunicado compartido el 3 de mayo, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) informó que, antes de celebrarse la Misa, "se llevó a cabo el reconocimiento de la osamenta [conjunto de huesos articulados] y la verificación del acta contentiva que se introduce dentro del sarcófago".

Agregó que el acto se realizó en un salón privado, donde los restos permanecían resguardados.

Luego de verificarse las reliquias se firmó el acta y se cerraron las cajas que contienen los restos. Notarios que llegaron al lugar trasladaron las cajas de cristal hasta la Iglesia donde fueron introducidas en un sarcófago de madera de caoba, informó la CEV.

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Al finalizar la Misa, los restos fueron trasladados al monumento erigido en honor a José Gregorio Hernández, ubicado en las cercanías de la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria, para la veneración pública.

El diseño del monumento lo realizó el arquitecto Gregory Vertullo y la urna de madera fue elaborada por el ebanista José Antonio Moreira.

José Gregorio Hernández fue beatificado el 30 de abril en la iglesia del colegio La Salle de Caracas (Venezuela), en una Misa celebrada por el Nuncio Apostólico en Venezuela, Mons. Aldo Giordano.

En las letras apostólicas con las que se proclamó beato a José Gregorio se destacaron sus virtudes y se señaló que el médico fue un "experto en la ciencia y excelente en la fe, que reconociendo en los enfermos el rostro sufriente del Señor, como el buen samaritano, los socorrió con caridad evangélica curando sus heridas del cuerpo y del espíritu".

Breve biografía

José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en el pequeño pueblo campesino de Isnotú, en el estado de Trujillo (Venezuela). Su madre falleció cuando él estaba a punto de cumplir los ocho años.

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Estudió medicina en Caracas y tuvo tanto éxito que el presidente venezolano lo envió a estudiar microscopía, histología normal, patología y fisiología experimental en París.

Al volver fue profesor en la Universidad Central de Caracas. Después de llevar a su familia a la capital, quiso ser monje de clausura en Italia, para dedicarse solo a Dios.

En 1908 entró a la Cartuja de Farneta con el nombre de hermano Marcelo. Sin embargo, algunos meses después se enfermó y su superior le ordenó volver a Venezuela para recuperarse.

Llegó a Caracas en abril de 1909 y ese mismo mes recibió permiso para ingresar en el Seminario Santa Rosa de Lima, pero siguió anhelando la vida monástica. Volvió a Roma luego de tres años, hizo algunos cursos de Teología en el Colegio Pío Latinoamericano, pero una vez más enfermó y tuvo que volver a Venezuela.

Comprendió que Dios lo quería laico y ya no intentó volver a la vida religiosa. Decide convertirse en un católico ejemplar siendo médico, sirviendo al Señor en los enfermos.

Dedicaba dos horas diarias a servir a los pobres.

Un día, mientras cruzaba la calle para comprar medicinas para una anciana muy pobre, fue atropellado y llevado a un hospital donde un sacerdote pudo impartirle la Unción de los enfermos antes de morir el 29 de junio de 1919.

Caracas se conmovió y muchos decían: "Ha muerto un santo". Fueron tantos los que asistieron a su velorio que las autoridades tuvieron que intervenir para organizar a la multitud que quería despedirse de él.

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