Durante la Misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco abordó el pasaje evangélico donde Jesús perdona a la prostituta -ante el escándalo de la gente y los fariseos-, para afirmar que Cristo perdona y brinda su caricia a quien con honestidad sabe reconocerse pecador.
"Reconocer nuestros propios pecados, reconocer nuestra miseria, reconocer lo que nosotros somos y lo que somos capaces de hacer o hemos hecho es, precisamente la puerta que se abre a la caricia de Jesús, al perdón de Jesús, a la Palabra de Jesús '¡Vete en paz, tu fe te salva!', porque has sido valeroso, has sido valerosa al abrir tu corazón a Aquel que sólo puede salvarte", afirmó el Santo Padre.
Francisco recordó que Jesús es invitado a casa de un fariseo, "una persona de cierto nivel, de cultura" – afirmó el Papa – que "quería escuchar a Jesús", su doctrina, quería saber más. Y juzga dentro suyo tanto a la pecadora -que lava los pies de Jesús con sus lágrimas y los rocía con perfume, secándolos sus cabellos-, como a Jesús porque "si fuera un profeta sabría quién es y de qué clase es la mujer que lo toca". "No era malo", pero "no logra entender aquel gesto de la mujer".