"Hace cien años, los desconocidos se levantaron contra la persecución en nombre de nuestros antepasados, y hoy les damos las gracias por el reconocimiento de aquellos que actúan con el mismo espíritu ante las atrocidades modernas", añadió.
El P. Kinvi, cuyo hospital atiende a un área que tiene la extensión total de Suiza (más de 41 mil kilómetros cuadrados), contó al diario The Guardian que cuando se hizo sacerdote "se comprometió a servir a los enfermos, incluso si eso significaba poner mi vida en peligro. Yo dije eso, pero en realidad no sabía lo que significaba".
"Pero cuando la guerra llegó, yo entendí lo que significaba arriesgar la vida. Ser sacerdote es más que dar bendiciones; es estar junto a aquellos han perdido todo", afirmó.
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