La Iglesia Católica, con el fin de ayudar a los fieles a perseverar en su vida cristiana, ha asignado tradicionalmente a cada día de la semana un propósito de devoción especial.
La Enciclopedia Católica (EC) de ACI Prensa explica que “en todos los tiempos” el domingo estuvo dedicado al Señor.
El día lunes, indica la EC, a inicios de la Edad Media “estaba consagrado al culto especial del Hijo de Dios”, pero posteriormente se dedicó al Espíritu Santo “para implorar su asistencia al principiar las tareas de la semana”.