Los diversos ritos paganos protagonizados en diciembre por el nuevo Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, evidenciarían el "doble rasero anticlerical" que se vive en el país, según denunció un sacerdote.
López Obrador recibió la "purificación" de miembros de pueblos originarios mexicanos el 1 de diciembre en el Zócalo, la plaza principal, de Ciudad de México, en el marco de su investidura como nuevo presidente del país. Días después, presentó una ofrenda a la "madre tierra" como solicitud de permiso para la construcción de un proyecto ferroviario en el sur de México, conocido como "el tren maya".
Para el P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México, estos actos son "auténticos rituales religiosos de la cultura indígena ancestral, lo cual viola abiertamente la Constitución y el estado laico".