En sus ojos se refleja el terror de la guerra y de la persecución, pero también existe un destello de esperanza. Es la hermana Silvia, de las Dominicas de Santa Catalina de Siena que desde hace 120 años viven en la llamada Llanura del Nínive, en la región del Kurdistán, en Irak.
La hermana Silvia y el resto de religiosas han presenciado la persecución que el autodenominado Estado Islámico ha infligido a los cristianos del país y sobre todo de esta zona, donde siempre se ha concentrado el mayor número de cristianos.
Sin embargo, tanto Erbil (capital del Kurdistán) como Qaraqosh, se vieron asediadas en 2014 por el grupo terrorista sin embargo que ha sido expulsado recientemente de la zona.