Al presidir la Santa Misa este 16 de octubre desde el Santuario de Magdala, en Galilea, el Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, alentó a los católicos a "que nuestras heridas, las heridas de la Iglesia, no frenen nuestra esperanza".
Tras recordar cómo los Apóstoles se encerraron en el Cenáculo con miedo tras la muerte de Jesús, así como la incredulidad de Tomás ante la noticia de la Resurrección de Jesús, Mons. Pizzaballa señaló que en la vida del cristiano "necesitamos a alguien que nos anuncie que Cristo ha resucitado y que lo han visto, como lo hicieron los Apóstoles con Tomás".
"Alguien que nos diga que ha hecho la experiencia y que nuestras heridas, por muy profundas que sean, no nos lleven a la muerte, sino que puede hacernos descubrir que pueden ser el inicio de una vida nueva si estamos dispuestos a compartirlas, si concebimos alzar nuestra mirada hacia Jesús".