"¿Dónde está nuestro tesoro, el tesoro de nuestra sociedad? ¿En los hijos o en las finanzas? ¿Qué nos atrae, la familia o la facturación? Hay que tener el valor de elegir lo que más nos importa, porque allí es donde se atará el corazón. La valentía de elegir la vida es creativa, porque no acumula ni multiplica lo que ya existe, sino que se abre a la novedad, a las sorpresas: toda vida humana es una verdadera novedad, que no conoce un antes y un después en la historia. Todos hemos recibido este don irrepetible, y los talentos que tenemos sirven para transmitir, de generación en generación, el primer don de Dios, el don de la vida", advirtió el Papa.
Asimismo, el Pontífice recordó que además del papel principal de la familia, es fundamental la escuela porque "no puede ser una fábrica de nociones que se vierten sobre los individuos; debe ser el momento privilegiado del encuentro y del crecimiento humano".
"Es triste ver modelos que sólo se preocupan por parecer, siempre bellos, jóvenes y en forma. Los jóvenes no crecen gracias a los fuegos artificiales de la apariencia, maduran si se sienten atraídos por quienes tienen el valor de perseguir grandes sueños, de sacrificarse por los demás, de hacer el bien al mundo en que vivimos. Y mantenerse joven no pasa por hacerse selfies y retocarse, sino por poder reflejarse un día en los ojos de los hijos", alertó el Papa.
En este sentido, el Santo Padre destacó que "a veces, en cambio, el mensaje que se transmite es el de que realizarse significa ganar dinero y tener éxito, mientras que los hijos parecen casi una excepción, que no debe obstaculizar las aspiraciones personales" por lo que explicó que "esta mentalidad es una gangrena para la sociedad y hace insostenible el futuro".