Además, el Papa Francisco señaló que se trata de "una invitación a cada uno de nosotros a "hacernos cargo" y dar a conocer aquello que tenemos en el corazón" por lo que citó a San Pablo VI en la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi para recordar que la misión "es y ha sido siempre la identidad de la Iglesia" porque la Iglesia "existe para evangelizar".
"Nuestra vida de fe se debilita, pierde profecía y capacidad de asombro y gratitud en el aislamiento personal o encerrándose en pequeños grupos; por su propia dinámica exige una creciente apertura capaz de llegar y abrazar a todos. Los primeros cristianos, lejos de ser seducidos para recluirse en una élite, fueron atraídos por el Señor y por la vida nueva que ofrecía para ir entre las gentes y testimoniar lo que habían visto y oído: el Reino de Dios está cerca. Lo hicieron con la generosidad, la gratitud y la nobleza propias de aquellos que siembran sabiendo que otros comerán el fruto de su entrega y sacrificio", afirmó.
Finalmente, el Santo Padre recordó que "hay periferias que están cerca de nosotros, en el centro de una ciudad, o en la propia familia" y añadió que "especialmente en estos tiempos de pandemia es importante ampliar la capacidad cotidiana de ensanchar nuestros círculos, de llegar a aquellos que espontáneamente no los sentiríamos parte de mi mundo de intereses, aunque estén cerca nuestro".
"Vivir la misión es aventurarse a desarrollar los mismos sentimientos de Cristo Jesús y creer con Él que quien está a mi lado es también mi hermano y mi hermana. Que su amor de compasión despierte también nuestro corazón y nos vuelva a todos discípulos misioneros. Que María, la primera discípula misionera, haga crecer en todos los bautizados el deseo de ser sal y luz en nuestras tierras", concluyó el Papa.