"Muchas veces nosotros nos quejamos de las dificultades que tenemos: el diablo quiere que nosotros caigamos en el espíritu de la tristeza", advirtió el Papa quien añadió: "cuántas veces nos quejamos, nos quedamos y muchas veces pensamos que nuestros pecados, nuestros límites no pueden ser perdonados. Y sí, la voz del Señor viene y dice: 'yo te consuelo, son cercano a ti' y nos toma con ternura. El Dios poderoso que ha creado los cielos y la tierra, el Dios – héroe, por decirla así, hermano nuestro, que se ha dejado llevar a la cruz y morir por nosotros, es capaz de acariciarnos y decir: no llores".
En este sentido, el Santo Padre describió la narración bíblica en la que Jesús consuela a la viuda de Naín y le dice "no llores" por lo que el Papa expresó: "debemos creer a esta consolación del Señor" porque después está la gracia del perdón.
Por ello, el Pontífice alentó a dejarse consolar por el Señor y pedir perdón: "ve, ve, se valiente. Abre la puerta. Y Él te acariciará". "Él se acercará con la ternura de un padre, de un hermano: como un pastor pasta el rebaño y lo recoge con su brazo, carga a los corderos en su pecho y conduce gentilmente a las madres ovejas, así el Señor nos consuela".