La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), invitó al pueblo católico a agradecer a Dios por "el don de la canonización de la Madre Lupita", que será elevada a los altares por el Papa Francisco este domingo en una Misa que se realizará en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.

"Contemplar en los altares a una cristiana, nacida en nuestra patria, es un regalo extraordinario que nos llena de esperanza; nos hace descubrir que la santidad, que consiste en la perfección del amor a Dios y al prójimo, no es una meta inalcanzable, sino algo a lo que podemos llegar, si respondemos con generosidad a la gracia divina", expresaron los obispos en un comunicado.

Por ello, invitaron a participar "este domingo en la celebración de la Santa Misa en las catedrales de sus diócesis, en sus parroquias o en las iglesias más cercanas".

"La Madre Lupita es ejemplo del amor a Dios y al prójimo. Ese amor que hace la vida plena en esta tierra y eternamente feliz en el cielo. Aprendamos de su ejemplo para ser de verdad discípulos y misioneros de Cristo, sin dejarnos desalentar por la adversidad", exhortó la CEM.

En ese sentido, invitaron también a pedir la intercesión de la futura nueva santa "para que siguiendo su ejemplo, seamos cada día verdaderos discípulos y misioneros de Cristo".

Su vida

La Madre Lupita nació en Zapopan, Jalisco el 27 de abril de 1878. Su padre, Fortino, tenía una tienda de objetos religiosos frente a la Basílica de Nuestra Señora de Zapopan, lo que favoreció que desde muy pequeña, Lupita visitara la Iglesia con frecuencia.

Siendo una joven bonita y simpática, se comprometió en matrimonio a los 23 años. Pero entonces, sintió la llamada del Señor a consagrarse al servicio de los enfermos y de los pobres. Consultó a su director espiritual, el Padre Cipriano Iñiguez, quien le confió que sentía la llamada de Dios a fundar una Congregación Religiosa dedicada a atender a los enfermos. Así, ambos fundaron la Congregación religiosa de "Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres".

La Madre Lupita, que provenía de una familia de buen nivel económico, se adaptó rápidamente a una vida extremadamente sobria. Y a pesar de que  el hospital tenía muchas carencias, ella se entregaba con esmero al cuidado de los enfermos, a quienes brindaba la mejor de las terapias: el amor.

A pesar de que el ambiente de la época era sumamente difícil a causa de la persecución religiosa, la Madre Lupita supo vencer al mal con el bien. Junto a sus hermanas de comunidad protegió en el hospital al Arzobispo de Guadalajara y a algunos sacerdotes. Además, a los soldados persecutores les daba alimento y curaba sus heridas. Por eso, estos no sólo no molestaron a las religiosas sino que hasta las defendieron, al igual que a los enfermos.

Bajo su guía, las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres abrieron 11 fundaciones en México. Actualmente tienen 22 casas en México, Perú, Islandia, Grecia e Italia.

La religiosa falleció el 24 de junio de 1963 en Guadalajara a los 85 años. En el momento que se supo de su muerte, mucha gente se congregó en el hospital para venerar sus restos mortales, porque ya la consideraban santa.