La joven inglesa Katyia Rowe rechazó en varias oportunidades el pedido de aborto por parte de los médicos para su bebé, Lucian Haydes, que iba a nacer con daños cerebrales que le impedirían hablar y caminar y al que le habían diagnosticado una corta vida. Cuando en un ultrasonido (ecografía) 3D lo vio reír y jugar dijo que "yo sabía que no podría terminar con su vida".
"Si él podía sonreír, jugar y sentir entonces a pesar de sus daños cerebrales, él merecía disfrutar el tiempo de vida que tenga, no importa lo corta que sea, sólo porque su vida será corta y diferente, no significa que no merezca vivirla", relató la joven madre de 26 años al Daily Mail el 14 de enero.
El niño falleció nueve horas después de haber nacido. Durante el tiempo que vivió recibió todo el amor y cuidados de su madre, sus tíos y abuelos. La joven recuerda que "fue sin duda el momento más feliz de mi vida. Lucian podría morir en cualquier momento en mi vientre pero nació para conocernos".