A Roma llegan millones de turistas cada año para admirar su belleza eterna. Sin embargo, existe una Roma "invisible", oculta a los ojos de aquellos visitantes con billete de retorno.
Más allá de sus imponentes catedrales, sus calles de película y fascinantes museos, en la capital italiana hay un mundo escondido, formado por jóvenes sin rumbo que encuentran su camino gracias a personas como la Hermana María José.
Esta religiosa de la Comunidad Misioneras de Cristo Resucitado, en Argentina, realizó los votos con tan solo 19 años y hace ya 18 que dejó su natal Buenos Aires para continuar su misión en Roma.