Joven del milagro que hará beato a Juan Pablo I agradece “segunda oportunidad de vida”

Joven del milagro que hará beato a Juan Pablo I agradece “segunda oportunidad de vida”
Roxana Sosa (izq.) con su hija Candela Giarda (der.). Cortesía

Candela Giarda, la joven argentina que hace algunos años recibió el milagro que hará beato a Juan Pablo I, agradeció la "segunda oportunidad de vida" que recibió por intercesión del llamado "Papa de la sonrisa".

La joven, que hoy tiene 22 años, agradeció en un video al "Papa Juan Pablo I por esta segunda oportunidad de vida que me dio; y al Papa Francisco por invitarnos a la beatificación del mismo".

"Lamentablemente no pudimos ir porque se me fracturó el pie, pero seguro que en algún momento vamos a poder ir a la tumba de Juan Pablo I", aseguró la joven.

El Papa Francisco presidirá este domingo 4 de septiembre en el Vaticano la Misa de beatificación de Juan Pablo I, que fue Papa solo durante 33 días, del 26 de agosto al 28 de septiembre de 1978.

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Roxana Sosa, mamá de Candela, dijo en el video que "estamos muy emocionadas porque es algo muy importante que beatifiquen al Papa gracias al milagro de Cande".

"Lo que pasó con Cande quizás ayude a otras personas a tener un poquito más de fe, de esperanza ante los momentos difíciles como los que vivimos nosotras", aseguró.

"Agradecemos las oraciones brindadas y nos encomendamos a las oraciones del Papa Francisco y nosotras vamos a seguir rezando por él", concluyó Roxana.

El milagro de Candela Giarda

Candela tenía 10 años y vivía en Paraná (Argentina) cuando enfermó. Tenía dolores de cabeza, vómitos y fiebre. En marzo de 2011 fue internada en el Hospital Pediátrico de Paraná a causa de las convulsiones que comenzó a sufrir.

Fue trasladada a la unidad de Pediatría de la Fundación Favaloro de Buenos Aires. Allí fue internada porque su pronóstico no era bueno.

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Roxana se acercó entonces a la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, para solicitar la visita del entonces párroco, el P. Juan José Dabusti.

El sacerdote comenzó a visitarla, le administró la Unción de los Enfermos y animó a Roxana a rezar pidiendo la intercesión de Juan Pablo I, por su hija que estaba intubada y que había quedado en estado vegetativo.

La pequeña tenía 11 años y pesaba solo 19 kilos. Con las oraciones comenzó a mejorar hasta quedar sana por completo.

Candela tiene hoy 22 años y no tiene secuelas de la enfermedad que padeció: el síndrome epiléptico por infección febril, una enfermedad que afecta a una persona en un millón, por lo general sin posibilidades de sobrevivir.

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