Rápidamente los habitantes de Madrid, puestos al tanto de aquellos sucesos, comenzaron con las habladurías, pero ella se mantuvo al margen, tanto de los halagos como de las diatribas. Por otro lado, sus superiores y las autoridades eclesiásticas le mandaron escribir el contenido de sus experiencias místicas.
Una mujer con los dolores de la Pasión
Uno de los relatos más conocidos es el episodio en el que, estando en éxtasis, Jesús le pidió experimentar algo de su martirio; a lo que ella asintió, y pudo sentir en carne propia los dolores de la crucifixión. Mientras eso sucedía, sus compañeras vieron cómo ella, extendida sobre su lecho, estiraba las extremidades y se quedaba rígida por largo tiempo.
También se dice que Mariana pasaba horas conversando con la Virgen María sobre los misterios de la fe cristiana. Por este tipo de hechos y por su caridad a la vista de todos, Mariana se ganó varios sobrenombres de parte de sus coetáneos: "Tesoro de la ciudad", "Estrella de Madrid" y "Beata del Pueblo", le decían.