Hace 100 años, el 13 de agosto de 1917, los pastorcitos debían ser testigos de una nueva aparición de la Virgen pero el encuentro no se pudo concretar ya que los tres niños fueron raptados por una autoridad local que intentó a la fuerza que revelaran el secreto que les había confiado la Madre de Dios.
Bajo el pretexto de ayudarlos con un automóvil para que pudieran trasladarse seguros en medio de la multitud, el administrador de Ourem, Arturo de Oliveira Santos, se ofreció a llevarlos para ver al párroco, indicando que el sacerdote quería verlos en Cova de Iría.
En la casa parroquial, el administrador dejó la treta y llevó a los pastorcitos a la Vila Nova de Ourem. Allí trató de comprarlos, los amenazó de muerte y los encerró en una celda con criminales para que revelaran el secreto. Todo esto sin ningún resultado.