Ambos padres recurrieron sucesivas veces a los tribunales de Reino Unido y al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para que les permitieran llevar al niño a otros centros médicos que se ofrecieron a acogerlo, entre ellos el Hospital Pediátrico Bambino Gesú de Roma y el Instituto Neurológico Carlo Besta de Milán. Pero todos sus pedidos fueron rechazados por los jueces.
El Papa Francisco también se pronunció y solicitó escuchar el clamor de los padres, e incluso el Gobierno de Italia le concedió la nacionalidad italiana el 23 de abril y preparó un avión para que lo llevase a este país.
Sin embargo, con el respaldo del juez Anthony Hayden del Tribunal Supremo de Inglaterra y Gales, el Alder Hey desconectó el soporte vital la noche del lunes 23. Según el cálculo de los médicos el niño debía fallecer dentro de las seis primeras horas, pero Alfie comenzó a respirar por cuenta propia y luego de nueve horas de lucha le volvieron a suministrar oxígeno e hidratación.
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