En muchos casos, especialmente en el pasado, entre las décadas de 1970 y 1990, muchas de estas prácticas eran física, mental y espiritualmente abusivas.
Sin embargo, este no fue el caso de todas estas prácticas.
El problema es que el término "terapias de conversión" se ha vuelto un concepto genérico usado por el lobby LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) para satanizar cualquier forma de ayuda cristiana o católica a las personas con atracción al mismo sexo, así como para conseguir la aprobación de leyes que las conviertan en ilegales.
Las leyes que se están presentando en algunas partes del mundo, como por ejemplo en Irlanda del Norte, condenan de forma tan genérica las "terapias de conversion" que convierten en ilegales y punibles por ley incluso el hecho de que un ministro o sacerdote predique la doctrina bíblica sobre la homosexualidad.