"Al quedarnos sin esa 'conexión' que le da vida a nuestros sueños, el corazón comienza a perder fuerza, a quedarse también sin batería y como dice esa canción ("Aquí", del conocido grupo chileno La Ley): 'el ruido ambiente y soledad de la ciudad nos aíslan de todo. El mundo que gira al revés pretende sumergirme en él ahogando mis ideas".
Francisco explicó que "sin conexión, sin la conexión con Jesús, terminamos ahogando nuestras ideas, nuestros sueños, nuestra fe y nos llenamos de mal humor. De protagonistas -que lo somos y lo queremos ser- podemos llegar a sentir que vale lo mismo hacer algo que no hacerlo. Quedamos desconectados de lo que está pasando en 'el mundo'. Comenzamos a sentir que quedamos 'fuera del mundo', como me decía ese joven. Me preocupa cuando, al perder 'señal', muchos sienten que no tienen nada que aportar y quedan como perdidos".
Luego, el Papa arengó a cada joven: "nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie. Nunca. Ese pensamiento, como le gustaba decir a Hurtado, 'es el consejo del diablo' que quiere hacerte sentir que no vales nada… pero para dejar las cosas como están. Todos somos necesarios e importantes, todos tenemos algo que aportar".
El Papa destacó asimismo una regla de oro de San Alberto Hurtado, una "contraseña" esencial para afrontar la vida, que era una pregunta: "¿Qué haría Cristo en mi lugar?'. En la escuela, en la universidad, en la calle, en casa, entre amigos, en el trabajo; frente al que le hacen bullying: '¿Qué haría Cristo en mi lugar?'. Cuando salen a bailar, cuando están haciendo deportes o van al estadio: '¿Qué haría Cristo en mi lugar?'".