27 de diciembre de 2016 / 09:48 AM
El P. Ángel Briz ha acompañado al ejército español en la base de Besmayah, Irak, durante una movilización de seis meses. A 57 grados el P. Ángel celebraba dos Misas al día y todos los jueves exponía al Santísimo para que los militares que lo desearan pudieran rezar ante Jesús Sacramentado.
A pesar de que muchos decían ser ateos, el joven sacerdote asegura que ver el mal cara a cara y la muerte tan cerca hace que "en la trinchera todo el mundo crea en Dios".
"Los militares son muy buenos, hay muchísimos valores dentro de la vida militar como la abnegación y el sacrificio, que al final es negarse a uno mismo y marchar donde toque", explica el joven sacerdote que volvió de su primera misión en zona de guerra en la base de Besmayah en Irak hace pocas semanas.