En China el Gobierno quiere suplantar la religión, alerta activista católico

En China el Gobierno quiere suplantar la religión, alerta activista católico
Vaticano. Crédito: Daniel Ibáñez (ACI)

El empresario de medios y activista católico, Jimmy Lai, señaló que el Partido Comunista Chino quiere suplantar la religión con un mayor control del Gobierno.

Lai, que radica en Hong Kong, dijo que permanecerá en la isla a pesar de que enfrenta cargos criminales por su apoyo a la democracia en la isla. El ejecutivo fue arrestado en agosto, pero está en libertad bajo fianza.

"Cuando te elevas por encima de tu propio interés, encuentras el significado de la vida. Te das cuenta de que estás haciendo lo correcto, lo cual es maravilloso. Cambió mi vida en algo diferente", dijo Jimmy Lai en una entrevista difundida el 5 de octubre.

La entrevista fue realizada por Fran Maier, investigador principal del Centro de Ética y Políticas Públicas e investigador asociado principal de la Universidad de Notre Dame. Fue producido y lanzado por el Instituto de Napa, del cual Maier es miembro de la junta.

Lai es católico y dijo que durante los últimos 30 años ha apoyado el movimiento prodemocrático de Hong Kong debido a "la enseñanza del Señor de que tu vida no se trata de ti mismo".

"De la forma en que lo veo, si sufro por la causa correcta, esto solo define la persona en la que me estoy convirtiendo. Solo puede ser bueno para mí convertirme en una mejor persona. Si crees en el Señor, si crees que todo el sufrimiento tiene una razón, y el Señor está sufriendo conmigo ... Estoy en paz con eso ".

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Lai había sido arrestado por un grupo de casi 200 policías el 10 de agosto, junto con al menos nueve personas relacionadas con Apple Daily, el periódico que fundó en 1995. La detención habría sido parte de una aparente represión de las libertades civiles en la isla.

Apple Daily se ha distinguido a lo largo de los años como una publicación fuertemente prodemocrática que critica al Gobierno chino en Beijing.

Lai está en libertad bajo fianza, pero enfrenta cargos bajo la nueva Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, que entró en vigencia el 1 de julio, impuesta por el Partido Comunista Chino sin pasar por la legislatura de la ex colonia británica.

Bajo la nueva ley, una persona condenada por secesión, subversión, terrorismo o colusión con fuerzas extranjeras recibirá un mínimo de 10 años de prisión, con posibilidad de cadena perpetua.

Lai llegó a Hong Kong a los 12 años como polizón, sin un centavo, desde China continental. Su madre pasó los primeros años de la vida de Lai en un campo de trabajo. En Hong Kong, Lai vio la necesidad de ropa asequible y de calidad para la gente de clase media y fundó una cadena de tiendas de ropa llamada Giordano's, una empresa que lo hizo rico y le permitió lanzar revistas y periódicos a favor de la democracia en Hong Kong y Taiwán.

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Y aunque es ciudadano británico, dijo que no planea irse de Hong Kong. Indicó que su familia apoya su decisión de quedarse, pero teme por su seguridad.

"Si me voy, no solo renuncio a mi destino, renuncio a Dios, renuncio a mi religión, renuncio a lo que creo", dijo. "Soy lo que soy. Soy lo que creo. No puedo cambiarlo. Y si no puedo cambiarlo, tengo que aceptar mi destino con elogios", añadió.

Lai dijo que su esposa siempre ha sido una católica piadosa, e incluso antes de su conversión, la acompañaba siempre a la iglesia. Sin embargo, en 1997 se dio cuenta de que necesitaba la protección y ayuda de un poder superior. Fue bautizado y recibido en la Iglesia por el Cardenal Joseph Zen, Obispo Emérito de Hong Kong.

Hong Kong ha disfrutado históricamente de la libertad de religión, a diferencia de China continental, donde los creyentes religiosos de todo tipo sufren persecución. La Iglesia Católica en China se ha dividido desde 1951 entre la llamada Iglesia clandestina, que es perseguida y leal a Roma, y ​​la Iglesia Patriótica China controlada por el Estado.

Lai dijo que China necesita el liderazgo moral del Vaticano, pero expresó su decepción por las negociaciones de la Santa Sede con el régimen comunista, en particular el acuerdo de septiembre de 2018 sobre el nombramiento de obispos y que sería renovado a finales de este mes.

El Cardenal Zen viajó recientemente al Vaticano para pedirle al Papa Francisco que no renovara el acuerdo entre el Vaticano y China, pero el Pontífice no concedió audiencia al Purpurado.

El poder del Vaticano es moral y virtuoso más que temporal, dijo Lai, y debe defender los valores morales cuando más lo necesitan.

Cuando el Papa y la Santa Sede guardan silencio sobre las acciones del PCCh, "eso es muy decepcionante, muy dañino para un mundo que admira al Vaticano por su liderazgo moral".

Lai dijo que en su opinión, Occidente piensa erróneamente al creer que mientras más ricos se vuelvan en China, "más se parecerán a nosotros".

Señaló que los valores son importantes y que el comportamiento del PCCh amenaza los valores cristianos, extendiendo su influencia a esferas internacionales como Hollywood y los deportes profesionales.

La pandemia de COVID-19, dijo Lai, es un "evento de Pearl Harbor" para el mundo, que debería sacar al mundo de la complacencia. "Deberíamos mirar los hechos. Deberíamos mirar lo que le han hecho al mundo, cómo tratan con el mundo", señaló.

"El problema que enfrentamos ahora es: China va a ser la más poderosa, económicamente, del mundo. Ahora es el momento de que cambiemos la actitud de China ... de lo contrario, nos cambiarán a la suya", advirtió.

Además, señaló que los líderes del Partido Comunista Chino no solo quieren eliminar a Dios, sino que quieren "ser" Dios.

El presidente chino Xi Jinping quiere ser respetado como todopoderoso, y es por eso que el Partido busca controlar la religión, indicó.

Además, dijo que el hecho de que el PCCh quiera suplantar a la religión es una "perversión moral", con el objetivo de ver a la gente "sufrir por los pecados [de Jinping]".

"Una vez que no tienes una religión, puedes ser dictado fácilmente por orden suya", dijo.

Los católicos han estado fuertemente involucrados en las protestas a favor de la democracia en Hong Kong, que llegaron a un punto crítico durante el verano de 2019.

"Nuestro instinto nos insta a enfrentarnos a la injusticia, al mal. Creo que esto es solo un instinto. Al ser católico, tienes el instinto de enfrentar lo que está mal, porque esa es la forma en que caminamos en el camino del Señor ", observó Lai.

Así, dijo que en Hong Kong y en China continental los cristianos están buscando en el Vaticano un liderazgo moral.

"El Vaticano solo puede depender de su virtud y poder moral para convertir al pueblo chino de la dictadura del ateísmo. Los chinos buscan fe, además de su vida material. Lo que les falta no es material, porque China ciertamente ha mejorado la riqueza y los medios de vida de las personas en los últimos 40 años. Cuanto mayor éxito material tienen, más vacío sienten en su corazón", dijo Lai.

En ese sentido, añadió que el vacío moral en China debe ser llenado por el catolicismo para así enseñar a la gente que "la vida es más que pan".

El pueblo chino, dijo, "quiere religión, lo que más quieren es virtud y moral para vivir una vida significativa, lo cual el Vaticano no les está dando", sino que más bien "les está quitando cuando se alinean con el PCCh, que los ha reprimido en su búsqueda espiritual. Esto es realmente ridículo. Esto es algo muy decepcionante".

Hong Kong es una "región administrativa especial" de China, lo que significa que tiene su propio gobierno pero permanece bajo control chino. Fue colonia británica hasta 1997, cuando fue devuelta a China bajo el principio de "un país, dos sistemas", que permitía tener su propia legislatura y sistema económico.

La apertura de Hong Kong al mundo exterior y la transparencia en la regulación comercial y bancaria, en contraste con China continental, la ha convertido en un centro de negocios, banca y finanzas globales.

Las protestas a favor de la democracia en Hong Kong, en las que participaron muchos católicos y cristianos de otras confesiones, rechazaron con éxito los esfuerzos de la legislatura el año pasado para aprobar un controvertido proyecto de ley que habría permitido a China continental extraditar a presuntos delincuentes de Hong Kong.

Con la aprobación de las nuevas leyes de seguridad, el Gobierno comunista chino tomó más poder para reprimir las protestas en Hong Kong, que ve como un desafío directo a su poder.

Se han propuesto anteriormente reglas de seguridad similares.

En 2003, el régimen comunista intentó utilizar los propios consejos legislativo y ejecutivo de Hong Kong para aprobar las medidas contra la sedición, pero las protestas masivas llevaron a los legisladores a abandonar la propuesta.

El 27 de mayo, el Departamento de Estado de EE. UU. anunció que, a la luz de las acciones de China, ya no reconoce a Hong Kong como políticamente autónomo de China, una designación que la región ha disfrutado según la ley estadounidense desde 1992.

Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en CNA.

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