Guía completa del Sermón de las 7 Palabras

Cristo crucificado El Viernes Santo la Iglesia Católica conmemora la Pasión y Muerte de Cristo con el Sermón de las 7 Palabras. | Crédito: David Ramos / ACI Prensa.

El Viernes Santo se observa en la Iglesia Católica la conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesucristo. En este día, se lleva a cabo el Sermón de las Siete Palabras, una tradición que profundiza sobre las últimas expresiones de Cristo en la cruz.

Cada Semana Santa, las iglesias viven el Triduo Pascual intensamente con una serie de prácticas religiosas y tradiciones que ayudan a los fieles a prepararse para celebrar la Pascua de Resurrección.

La conmemoración del Viernes Santo y el Sermón de las Siete Palabras

El Viernes Santo los fieles recuerdan la Pasión y Muerte de Cristo. Es tradición acompañar este momento de oración con la meditación del Sermón de las Siete Palabras o Sermón de las Tres Horas.

Las “Siete Palabras” es como se denomina a las siete últimas frases que Jesús pronunció en la cruz, antes de entregar su vida para la salvación de la humanidad.

La Compañía de Jesús (Jesuitas) recuerda en su sitio web que la tradición del Sermón de las Siete Palabras “comenzó en el siglo XVII por un sacerdote jesuita en Perú”, quien realizó “meditaciones para el Viernes Santo” a partir de las últimas palabras de Cristo.

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Se trata del Venerable P. Francisco del Castillo, quien está en proceso de beatificación. El sacerdote jesuita realizó durante el Viernes Santo de 1660 una prédica de tres horas en la que comparó el sufrimiento de Cristo con los padecimientos de los esclavos e indígenas.

Desde entonces, “las últimas palabras de Jesús, tal como aparecen en el Evangelio, se volvieron parte de la tradición cuaresmal de la Iglesia” y “del servicio de Viernes Santo”, indicaron los jesuitas. El Sermón de las Siete Palabras no solo se realiza en Perú, sino que su práctica se extendió a América y Europa.

Las enseñanzas de San Juan Pablo II sobre las 7 Palabras de Jesús

El Papa San Juan Pablo II afirmó durante una catequesis de noviembre de 1988 que las siete palabras que Jesús pronunció en la cruz “construyen su mensaje supremo y definitivo y, al mismo tiempo, la confirmación de una vida santa, concluida con el don total de sí mismo, en obediencia al Padre, por la salvación del mundo”.

Es decir, “todo lo que Jesús enseñó e hizo durante su vida mortal, en la cruz llega al culmen de la verdad y la santidad”, afirmó.

El santo dijo que cuando Jesús pronuncia la primera frase: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, Jesucristo “no sólo perdona, sino que pide el perdón del Padre para los que lo han entregado a la muerte, y por tanto también para todos nosotros”.

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Jesús “se dirige a todos los que, humanamente hablando, son responsables de su muerte”, y “el perdón es su única respuesta a la hostilidad”, dijo San Juan Pablo II. En ese sentido, animó a acudir a “Cristo crucificado, Sacerdote eterno”, quien “permanece siempre como el que intercede en favor de los pecadores que se acercan a Dios a través de Él”.

De igual modo, al reflexionar en la segunda palabra: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”, el santo expresó que “es un hecho impresionante, en el que vemos en acción todas las dimensiones de la obra salvífica, que se concreta en el perdón”.

El santo recordó que según relata la Biblia, el malhechor crucificado al lado de Cristo “profesa su fe en el Redentor” y “en el momento de morir, no sólo acepta su muerte como justa pena al mal realizado, sino que se dirige a Jesús para decirle que pone en Él toda su esperanza”.

Frente a ello, Jesús le responde de inmediato y le “promete el paraíso, en su compañía, para ese mismo día” y así el pecador “se convierte en santo en el último momento de su vida”, agregó.

“Esto muestra que los hombres pueden obtener, gracias a la cruz de Cristo, el perdón de todas las culpas y también de toda una vida malvada […] si se rinden a la gracia del Redentor que los convierte y salva”, explicó.

Para San Juan Pablo II, las palabras que Cristo pronunció fueron “recogidas por su Madre y los discípulos presentes en el Calvario” y “transmitidas a las primeras comunidades cristianas y a todas las generaciones futuras” con un objetivo claro:

“Para que iluminaran el significado de la obra redentora de Jesús e inspiraran a sus seguidores durante su vida y en el momento de la muerte”, dijo. En ese sentido, el santo animó a los católicos a que “meditemos también nosotros esas palabras, como lo han hecho tantos cristianos, en todas las épocas”.

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Publicado originalmente el 14 de abril de 2017. Ha sido actualizado para su republicación.

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