A este respecto, pide reconocer la misión del laico en la esfera pública y dice que "muchas veces hemos caído en la tentación de pensar que el así llamado 'laico comprometido' es aquel que trabaja en las obras de la Iglesia y/o en las cosas de la parroquia o de la diócesis y poco hemos reflexionado cómo acompañar a un bautizado en su vida pública y cotidiana; y cómo se compromete como cristiano en la vida pública".
"Sin darnos cuenta –continúa– hemos generado una élite laical creyendo que son 'laicos comprometidos' sólo aquellos que trabajan en cosas 'de los curas' y hemos olvidado, descuidado, al creyente que muchas veces quema su esperanza en la lucha cotidiana por vivir su fe", señaló.
"Estas son las situaciones que el clericalismo no puede ver, ya que está muy preocupado por dominar espacios más que por generar procesos. Por eso, debemos reconocer que el laico por su propia realidad, por su propia identidad, por estar inmerso en el corazón de la vida social, pública y política, por estar en medio de nuevas formas culturales que se gestan continuamente tiene exigencias de nuevas formas de organización y de celebración de la fe".
Por último, el Pontífice exhorta a que los laicos "no queden indiferentes a la cosa pública, ni replegados dentro de los templos, ni que esperen las directivas y consignas eclesiásticas para luchar por la justicia, por formas de vida más humana para todos", sino que por ellos mismos sean capaces de hacer visible su misión desde la fe.