"La santidad no está́ hecha de algunos actos heroicos, sino de mucho amor cotidiano. ¿Eres consagrada o consagrado? Hay muchos aquí. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador, una mujer trabajadora? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos y luchando por la justicia de tus colegas, para que no se queden sin trabajo, para que tengan siempre un sueldo justo. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús", afirmó el Papa.
Asimismo, el Papa se dirigió en particular a las autoridades presentes y cuestionó: "dime ¿tienes autoridad? Y aquí, hay mucha gente que tiene autoridad, me pregunto: ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando a favor del bien común y renunciando a tus intereses personales. Este es el camino de la santidad, así de simple, siempre mirar a Jesús en los otros".
"Nuestros compañeros de viaje, hoy canonizados, vivieron la santidad de este modo: se desgastaron por el Evangelio abrazando con entusiasmo su vocación -de sacerdote, de consagrada, de laico-, se desgastaron por el Evangelio, descubrieron una alegría sin igual y se convirtieron en reflejos luminosos del Señor en la historia. Esto es un santo o una santa, un reflejo luminoso del Señor en la historia", dijo el Santo Padre.