El reportaje relata que cuando se despidió de su madre, esta le dijo: "Estaré aquí cuando tenga 103 (años) si puedes aguantar". "Lo intentaré", le respondió su hija.
Durante todos los años que siguieron, la hermana Rose Marie ha vivido según las reglas del monasterio, donde las hermanas "duermen en colchones de paja, con hábito completo, y se despiertan todas las noches a las 12:30 a. m. para orar, sin descansar más de cuatro horas seguidas. Están descalzas las 23 horas del día, excepto la hora en que caminan por el patio con sandalias".
Asimismo, pueden recibir hasta dos visitas familiares por año, con las que conversan a través de una pantalla transparente, y una vez cada 25 años, puede abrazar a su familia. También puede escribir cartas a sus amigos si estos le escriben primero.
25 años después
Si bien la hermana Rose Marie ingresó al monasterio hace 28 años, hizo la profesión de votos hace 25, los cuales fueron celebrados el 9 de junio con una Misa presidida por el Obispo de Arlington, Virginia, Mons. Michael Francis Burbidge, y a la que asistieron su familia, compañeras de equipo, el entrenador Perretta, otros seres queridos y su amigo el P. John Heisler.
Poco después de terminar la homilía, se abrieron dos puertas de madera que dividían la pequeña capilla donde se celebró la misa. "Allí estaba ella, de 53 años, parada frente a ellos, sin pantalla", expresó ESPN.
De este modo, y sin examinar a la multitud, fijó la mira en el lugar donde estaba sentada su madre y su rostro se iluminó.
Para saludarla se hizo una fila y la primera en abrazarla fue su madre Mary Jane. La hermana Rose Marie extendió las manos mientras ella se acercaba.
Con el P. Heisler se dieron un fraterno abrazo. La monja le dijo "tomamos la decisión correcta". "No me arrepiento", respondió el sacerdote.