El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, volvió a atacar a la Iglesia Católica en el país centroamericano, acusándola de "llamar al derramamiento de sangre", y dijo que "nunca le tuve respeto a los obispos".
Así lo indicó el dictador sandinista durante la 25° graduación de licenciados en ciencias policiales, de la Academia de Policía "Walter Mendoza Martínez", el 19 de diciembre.
"Yo nunca le tuve respeto a los obispos, no podía creer en los obispos, en algunos sacerdotes, y en ese acercamiento eran excepciones de sacerdotes que tenían una práctica cristiana como Gaspar García Laviana, que sin ser nicaragüense tuvo más compromiso con el pueblo", dijo el dictador Ortega.