En medio del debate sobre la ética de la vacuna contra el COVID-19 que viene desarrollando la empresa de biotecnología Moderna, un microbiólogo católico señaló que, aunque la investigación relacionada con células de bebés abortados puede haber contribuido a la base de conocimientos que se utilizó en su desarrollo, su producción no utiliza células de ningún tipo, ni siquiera fetal.
Moderna anunció recientemente que un ensayo de su vacuna demostró que tiene una efectividad del 94.5%. En el ensayo participaron 30 mil personas, la mitad de las cuales recibió dos dosis de la vacuna y la mitad recibió un placebo.
El diácono Robert Lanciotti, microbiólogo y exjefe del laboratorio de diagnóstico y referencia del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Fort Collins, Colorado (Estados Unidos), dijo a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– que la manera en que se está produciendo la vacuna Moderna es "éticamente indiscutible", en contraste con varias otras vacunas comunes, que se cultivan en células fetales abortadas.