25 de octubre de 2013 / 12:54 PM
Meditando sobre la importancia de la confesión en la vida cristiana, como un momento en el que uno reconoce que es pecador y se acerca a la misericordia de Dios, el Papa Francisco explicó que confesar los pecados no es una sesión de psiquiatría ni "una sola de tortura".
Así lo indicó en la homilía de la Misa de hoy en la capilla de la Casa Santa Marta. Ante los fieles presentes el Papa afirmó que "confesar nuestros pecados no es ir a una sesión de psiquiatría, ni siquiera ir a una sala de tortura: es decir al Señor: 'Señor soy pecador', pero decirlo a través del hermano, para que este decir sea también concreto. 'Y soy pecador por esto, por esto y por esto'".
El Pontífice comentó luego que "algunos dicen: 'ah, yo me confieso con Dios'. Pero es fácil, es como confesarte por e-mail, ¿no? Dios está allá, lejos, yo digo las cosas y no hay un cara a cara, no hay un a cuatro ojos. (San) Pablo confiesa su debilidad a los hermanos cara a cara. Otros: 'No, yo voy a confesarme', pero se confiesan cosas tan etéreas, tan en el aire, que no tienen ninguna concreción. Y eso es lo mismo que no hacerlo".