Santa Teresa de Calcuta fue admirada por muchos, pero también fue perseguida y constantemente criticada por hacer su trabajo de evangelización. Además, fue acusada de no hacer lo suficiente para cambiar las cosas.
En 1994, la santa desafió la ira de los miembros del Congreso de Estados Unidos, del presidente Bill Clinton y del vicepresidente Al Gore y sus esposas en el Desayuno de Oración, al pronunciarse en defensa de los no nacidos. La ganadora del Premio Nobel de la Paz de 1979 dijo que "el mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque Jesús dijo que 'si recibes un niño pequeño, me recibes a mí'".
"Por lo tanto, cada aborto es la negación de recibir a Jesús, el descuido de recibir a Jesús. Y si aceptamos que una madre puede matar incluso a su propio hijo, ¿cómo podemos decirle a otras personas que no se maten entre sí? Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su gente a amarse entre sí, sino a usar cualquier tipo de violencia para obtener lo que quieren", afirmó.
Mientras gran parte de la audiencia se puso de pie y aplaudió en voz alta, Clinton, Gore y sus esposas se sentaron rígidamente en la mesa principal. Santa Teresa de Calcuta había hablado audazmente, sin buscar elogios y sin temor a la reacción violenta y la persecución, sino simplemente para decir la verdad.