El 30 de julio fue el Día Mundial contra la trata de personas, un fenómeno que afecta a millones de personas en diferentes países y que ha sido denunciado reiteradamente por el Papa Francisco como "un crimen contra la humanidad".
"Es necesaria una toma de responsabilidad común y una voluntad política más fuerte para vencer en este frente… Una intervención legislativa adecuada en los países de origen, tránsito y llegada, también para facilitar la regularidad de las migraciones, puede reducir el problema".
En ese sentido, y siguiendo el llamado de la Iglesia de defender y promover la dignidad humana, es que Cáritas y otras organizaciones católicas vienen desarrollando labores y proyectos de rescate, acompañamiento y prevención de este drama.