Cientos de familias seguirán este año la iniciativa de José Miguel Carafí y María Cecilia Laso para darle otra mirada a Halloween (Noche de Brujas), centrándose en la celebración de la fiesta de Todos los Santos.

"Esta celebración nos parecía una mala copia de una celebración foránea, que conllevaba amenazas y vandalismo y pensamos que se abría una oportunidad para plantear algo original y mucho más positivo", dice Carafí, que inició el proyecto en el año 2000.

La idea nació de la inquietud de esta pareja y un grupo de padres sobre los valores que se transmiten en Halloween. "Al decir dulce o travesura los niños ya se disponen a actuar mal", dice José Miguel, quien agrega que el fondo de la celebración es "oscuro" porque incita a los menores a tomar un papel de malos, donde se amenaza con hacer algo en contra de quien no reparte dulces. "Era un ambiente negativo", explica.

La propuesta del matrimonio y de un grupo de amigos consiste en tomar los aspectos llamativos y alegres de la fiesta como los dulces y lo disfraces, pero cambiando el fondo para promover valores cristianos. Así, los niños se disfrazan de personajes positivos como santos, y en vez de decir "dulce o travesura" dicen "dulce por gracia", porque cuando les reparten golosinas entregan a cambio tarjetas de saludos, imágenes de santos, recitan una poesía, entre otros gestos. Además, las familias decoran la entrada de sus casas con pañuelos blancos o globos para dar una señal de que no están en una celebración oscura.

"Esta forma de celebrar tuvo muy buena acogida, pues los papás y educadores vieron la oportunidad de inculcar valores positivos en los niños e invitarlos a una opción distinta por la alegría en vez del terror y por el respeto en vez de las amenazas y las agresiones", dice José Miguel, y cuenta que en los colegios católicos pudieron aprovechar "darle un sentido más fuerte a la Víspera de Todos los Santos, dando a conocer la biografía de ellos, sus vidas heroicas y llenas de amor por Jesucristo, haciendo representaciones escolares con los niños como santos".

Cuando el grupo de padres comenzó la iniciativa en el año 2000, repartieron volantes, afiches e hicieron presentaciones en barrios y colegios para explicar de qué se trataba este "Halloween blanco". Actualmente, José Miguel cree que "esta forma de celebrar ya se instaló y hasta los locales comerciales ofrecen cosas distintas".

"Salir al vecindario se convirtió en un agrado, pues los niños con disfraces positivos y alegres se comportan de esa manera. En cambio los que se disfrazan en forma negativa, psicológicamente se sienten llamados a actuar el papel de malos", dice José Miguel y agrega que los niños que crecieron con esta celebración, hoy transmiten esto a sus hermanos menores y a sus hijos.