Se subraya que "la Iglesia Católica está llamada a promover una conversión ecológica integral en relación con la crisis climática y el desplazamiento, de manera respetuosa con el medio ambiente y el desarrollo humano".
La Iglesia Católica también está llamada "a mejorar la capacidad de adaptación de las personas afectadas por la crisis climática y a contribuir de forma activa en la búsqueda de alternativas al desplazamiento, que defiendan el derecho a la vida, que incluye la posibilidad de vivir una vida digna, en paz y seguridad. Nadie debe ser obligado a huir de su patria".
Cuando se da la necesidad de desplazarse por razones climáticas, "la Iglesia Católica está llamada a participar, de manera proactiva, en ayudar a preparar a las personas para el desplazamiento, proporcionando información correcta y fidedigna. Esto podría ayudarles en las decisiones que deberán tomar antes de migrar y mejorar su preparación mediante el empoderamiento personal y comunitario".
La Iglesia Católica está llamada asimismo "a involucrar a la sociedad y a preparar y animar a las personas a tener un espíritu de acogida, a estar dispuestas y deseosas de extender su solidaridad a los desplazados climáticos, proporcionándoles un refugio y condiciones adecuadas para su supervivencia, protegiendo sus derechos y dignidad, promoviendo su desarrollo humano integral, y facilitando los procesos de integración social, laboral y cultural".