VATICANO,
Al celebrar esta mañana en la Basílica de San Pedro la Misa inaugural del Sínodo de los Obispos para Medio Oriente, el Papa Benedicto XVI señaló la importancia de los católicos en esta región y destacó que la salvación, don de Dios, es para todos y para acceder a ella es necesario seguir el camino de Cristo y la Iglesia Católica.
En la Eucaristía que concelebró junto a 177 padres sinodales y 69 sacerdotes colaboradores en este Sínodo que se realizará hasta el 24 de octubre, el Santo Padre agradeció a Dios la oportunidad de comenzar este histórico evento ante la tumba del Apóstol San Pedro, "pese a las distintas circunstancias con frecuencia difíciles y tormentosas" de Medio Oriente.
Tras saludar a los obispos católicos orientales presentes, el Papa se refirió al Evangelio de hoy sobre el único de los diez leprosos, que una vez curado vuelve a dar gracias por haber sido sanado: "es curado en el cuerpo y así se abre a la fe, y ésta le cura el alma, es decir lo salva".
Seguidamente el Papa explicó que "la salvación es universal, pero pasa a través de una mediación determinada, histórica: la mediación del pueblo de Israel, que se convierte luego en la de Jesucristo y la Iglesia. La puerta de la vida está abierta para todos, pero existe ‘una puerta’, es decir un pasado definido y necesario. Lo afirma sintéticamente la fórmula paulina que hemos escuchado en la Segunda Carta a Timoteo: ‘la salvación que está en Cristo Jesús’".
"Es el misterio de la universalidad de la salvación y al mismo tiempo de su necesaria relación con la mediación histórica de Jesucristo, precedida por aquella del pueblo de Israel y prolongada por la de la Iglesia. Dios es amor y quiere que todos los hombres tengan parte en su vida, para realizar este designio, Él, que es Uno y Trino, crea en el mundo un misterio de comunión humano y divino, histórico y trascendente: lo crea con el ‘método’, por así decirlo, de la alianza, ligándose con amor fiel e inextinguible a los hombres, formando un pueblo santo, que se convierte en una bendición para todas las familias de la tierra".
La salvación, prosigue el Papa, la regala Dios en un tiempo y espacio determinado del que hace parte "lo que llamamos el ‘Medio Oriente’ que Dios mira con una perspectiva diferente: es la tierra de Abraham, de Isaac, de Jacob, la tierra del éxodo y del retorno del exilio, la tierra del tiempo de los profetas, la tierra en la que el Hijo Unigénito y nacido de María, donde ha vivido, murió y resucitó, la cuna de la Iglesia, constituida para llevar el Evangelio de Cristo hasta los confines del mundo. Y nosotros como creyentes vemos al Medio Oriente con esta mirada, en la perspectiva de la historia de la salvación".