Un documental describe, a los 40 años del fallecimiento de la joven venerable española Alexia González-Barros, la devoción silenciosa que suscita en el centro de Madrid, donde nunca faltan flores en su tumba.
Flores para Alexia es el título de este trabajo cinematográfico realizado a lo largo de 2024 y estrenado en pasado 5 de diciembre, cuando en el aniversario de la muerte de la joven declarada venerable por el Papa Francisco en 2018.
La joven Alexia era la menor de siete hermanos de una familia católica. Cuando aún no había cumplido los 14 años, notó unas molestias en las cervicales que, a la postre, revelaron un sarcoma de Ewing, un cáncer óseo común entre adolescentes.
Las operaciones quirúrgicas y la agresividad del tratamiento oncológico al que se sometió constituyeron las estaciones de un viacrucis de 10 meses en los que, a pesar de todo, no perdió el ánimo y la sonrisa.
“Señor, a todos los que rezan por mí, devuélveles las oraciones multiplicadas y a todos los que me hagan un favor, devuélveselo multiplicado también”, era una de sus acciones de gracias más comunes cuando comulgaba a diario en aquellos meses, según se recoge en el sitio web que promueve su causa de canonización.
Durante este proceso, tuvo plena conciencia de que iba a morir y expresó su deseo de llegar al cielo, por lo que frecuentaba el sacramento de la confesión y se le administró la unción de enfermos y la confirmación, pese a que aún no había cumplido la edad para ello.