Eduardo Moreno, misionero laico en el hogar Niño Dios de Belén, explica que renovar el patio de juegos es esencial porque, además de la escasez de lugares de recreo para los niños, allí “se celebra todo”, ya que muchos no llegan a la edad adulta.
Este es el objetivo de la campaña de Navidad 2025 de Misión América, una organización no gubernamental para el desarrollo promovida por los misioneros españoles de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA), vinculada a la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
En ese hogar fundado por las misioneras del Instituto del Verbo Encarnado viven 39 niños con discapacidades físicas, cognitivas o sensoriales que requieren cuidados especializados.
Eduardo nació en Villarobledo, una localidad de Albacete (España). Es farmacéutico, tiene 38 años y se encuentra en Tierra Santa por séptima u octava vez como misionero laico. A lo largo de su vida, también ha estado presente en otras misiones en países como Kenia o Etiopía.
El cristiano local depende prácticamente al 100% de los peregrinos
La primera vez que estuvo en Tierra Santa fue en 2010, en una peregrinación organizada por la parroquia de San Blas de su ciudad. Lo más impactante de aquella experiencia fue comprobar de primera mano que en la tierra de Jesús el cristiano es una minoría.