Tres meses después del mortal tiroteo en Minneapolis (Estados Unidos) que dejó dos estudiantes fallecidos y otros 18 alumnos heridos, además de tres adultos, el Arzobispo Bernard Hebda, celebró el 6 de diciembre una Misa especial en la Iglesia Católica de la Anunciación que incluyó un rito de reparación para restaurar el templo para el culto.
El 27 de agosto, Robin Westman —nacido “Robert” y que se identificaba como mujer— disparó a través de los vitrales de la iglesia durante una Misa matutina repleta de alumnos de primero a octavo grado de la escuela Anunciación, asesinando a Fletcher Merkel, de ocho años, y a Harper Moyski, de diez.
Westman, quien había publicado mensajes anticristianos y explícitos en redes sociales antes del ataque, se quitó la vida en el lugar.
“Nuestra Santísima Madre vivió esta fe y cooperó con el plan de Dios para su vida, a pesar de las dificultades que ello ocasionaría. Profesamos que nuestras almas ahora se unirán a la suya para proclamar la grandeza del Señor en esta iglesia, dedicada en su honor y ahora recuperada para la gloria de Dios”, rezó Mons. Hebda fuera del templo poco antes de la Misa del 6 de diciembre.
“Hermanos y hermanas, la resurrección de Jesucristo proclama que el mal y la muerte no tienen la última palabra; Dios sí”.
Mons. Hebda, seguido por sus obispos auxiliares y el resto de los fieles, entró en la iglesia entonando la Letanía de los Santos.