Marthe de Noaillat, llamada por su biógrafo “la Apóstol de Cristo Rey”, tuvo una misión singular en la vida que ella creía haber recibido: promover la realeza universal de Jesucristo.
“Marthe fue la mujer que sola llevó esto a la Iglesia. No es algo inusual: de hecho, el trabajo más arduo en muchas de estas causas lo llevaron a cabo mujeres de profunda fe”, dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— el P. Bernard McGuckian, SJ, presentador de una nueva serie televisiva de EWTN Irlanda.
De Noaillat fue la séptima de doce hijos en una familia profundamente católica, hijos de Jean-Baptiste Devuns y Anne Zélina.
Después de pasar siete años discerniendo una vocación contemplativa, fue conducida más bien al corazón del mundo como misionera. Con el aliento y la aprobación de los papas Benedicto XV y Pío XI, organizó un referéndum mundial para reunir a los fieles en reconocimiento de los “derechos soberanos” de Cristo, es decir, que Cristo es Rey sobre todo, incluido el universo entero.
Sus esfuerzos, llevados adelante a lo largo de seis exigentes años, ayudaron a preparar el camino para la solemne proclamación de la realeza de Cristo en la Iglesia y el establecimiento de la fiesta de Cristo Rey, instituida formalmente por el Papa Pío XI en su encíclica Quas Primas, en diciembre de 1925.