En la Biblioteca Apostólica Vaticana se conserva una de sus posesiones más preciadas: el “Evangelio de Qaraqosh”, un manuscrito siríaco ricamente iluminado que data del siglo XIII. Catalogado como “Vat. Syr. 559”, fue escrito en el año 1220 d.C. por el monje Mubarak ibn Dawud al-Bartelli, del Monasterio de Mar Mattai, cerca de Mosul.
Redactado en escritura siríaca estrangelo, el manuscrito reúne pasajes de los cuatro Evangelios utilizados en el año litúrgico siríaco y está adornado con vivas miniaturas que representan escenas de la vida y los milagros de Cristo.
Según el padre Behnam Soni, experto en los Padres de la Iglesia siríaca, el manuscrito sufrió múltiples robos a lo largo de la historia, pero fue recuperado repetidamente por los fieles de Qaraqosh, quienes finalmente lo ofrecieron a la Iglesia de al-Tahira. En 1937, el obispo Georges Dallal presentó el valioso volumen al Papa Pío XI, quien lo confió a la Biblioteca Vaticana para su preservación y estudio.
Con unas medidas aproximadas de 44 por 33,5 centímetros y encuadernado en cuero negro con una cruz dorada, el “Evangelio de Qaraqosh” se erige como una obra maestra del arte y la devoción cristiana medieval.
Qaraqosh, también conocida como Baghdeda o Hamdaniyah, es una histórica localidad cristiana del norte de Irak, situada cerca de Mosul, en la llanura de Nínive. Es hogar de una de las comunidades cristianas más grandes del país, perteneciente principalmente a la Iglesia Católica Siríaca. La ciudad posee profundas raíces religiosas y culturales que se remontan a siglos atrás y es reconocida por sus iglesias, su patrimonio y su resiliencia, especialmente tras la destrucción sufrida durante la ocupación del ISIS y los posteriores esfuerzos de reconstrucción.
Traducido y adaptado por ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.