Desde la Basílica de San Juan de Letrán, el Papa León XIV pidió a los cristianos que construyan una Iglesia con “cimientos sólidos” y sin seguir los “criterios del mundo” al tiempo que les previno de las prisas y la “superficialidad” en el servicio al Reino de Dios.
“La historia milenaria de la Iglesia nos enseña que sólo con humildad y paciencia se puede construir, con la ayuda de Dios, una verdadera comunidad de fe”, aseguró el Santo Padre en la Misa que presidió desde la catedral del Obispo de Roma con motivo de la Solemnidad de la Dedicación de la que se considera la madre de todas las Iglesias por ser la más antigua de las basílicas.
El Papa ya estuvo aquí el pasado 25 de mayo cuando tomó posesión de la Basílica de San Juan de Letrán como Obispo de Roma.
Ante los fieles reunidos en la basílica, el Pontífice recordó que este templo, realizado en el siglo IV bajo el Papa Silvestre I por voluntad del emperador Constantino, una vez concedida a los cristianos, en el año 313, la libertad de profesar su fe y practicar su culto, no es sólo “un monumento y una memoria histórica”. “Es signo de la Iglesia viva, edificada con piedras escogidas y preciosas en Cristo Jesús, piedra angular, y como tal nos recuerda que también nosotros servimos, cual piedras vivas, para edificarla”, aseveró.
“No nos apresuremos ni seamos superficiales: excavemos profundamente, libres de los criterios del mundo, que con demasiada frecuencia exige resultados inmediatos porque no conoce la sabiduría de la espera”, exhortó en su homilía que centró en la identidad viva de la Iglesia que comparó metafóricamente con la edificación de la catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán, la más antigua de Roma.