El Santo Padre prosiguió este miércoles el ciclo de catequesis dedicado al misterio pascual, recordando que la Resurrección de Jesús “no pertenece a un pasado lejano, ya sedimentado en la tradición”, sino que constituye el “eje de la vida cristiana”. Lea aquí el texto completo que ha pronunciado durante la Audiencia General.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La Pascua de Jesús es un evento que no pertenece a un pasado lejano, ya sedimentado en la tradición, como tantos otros episodios de la historia humana.
La Iglesia nos enseña a hacer memoria actualizante de la Resurrección todos los años en el domingo de Pascua y todos los días en la celebración eucarística, durante la que se realiza de modo pleno la promesa del Señor resucitado: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28,20).
Por eso, el misterio pascual constituye el eje de la vida del cristiano en torno al cual giran todos los demás eventos. Podemos decir entonces, sin irenismo o sentimentalismo, que todos los días es Pascua. ¿De qué modo?
Vivimos cada hora muchas experiencias diversas: dolor, sufrimiento, tristeza, entrelazadas con alegría, estupor, serenidad. Pero, en cada situación, el corazón humano anhela la plenitud, una felicidad profunda. Una gran filósofa del s. XX, Santa Teresa Benedicta de la Cruz -cuyo nombre secular fue Edith Stein-, que tanto profundizó en el misterio de la persona humana, nos recuerda este dinamismo de búsqueda constante de la plenitud.