Hoy celebramos a San Martín de Porres, quien no sólo dejó un legado espiritual sino también en la naturaleza: En el corazón del distrito de San Isidro, en Lima, hay un bosque en cuyo origen participó activamente el santo y que ahora es un oasis en medio del caos de la capital peruana.
Lima tiene actualmente más de 10 millones de habitantes, aproximadamente un tercio de la población del país. Su crecimiento desordenado y muchas carencias en diversos aspectos como el transporte, hacen que el tráfico sea uno de los peores de la región y un verdadero dolor de cabeza para muchos.
El Bosque El Olivar, un parque de diez hectáreas con unos 1700 árboles, es ciertamente un lugar donde uno puede olvidarse por un momento del tráfico pesado o del ruido de las construcciones que proliferan por todos lados y recargar energías, en un lugar donde los olivos siguen danto fruto.
Mercedes Herrera, madre de familia, comenta a EWTN Noticias que este lugar le “transmite tranquilidad, paz, relajación, porque la vida en Lima es bastante estresante. Uno tiene que trabajar mucho para mantenerse, entonces en verdad es un momento para relajarse, para dejar libre el estrés”.
Para Jonathan Litvak, padre de familia, El Olivar es “un parque muy agradable, es muy seguro… Yo trabajo harto, entonces el momento de esparcimiento y relajo es acá”, con sus seres queridos.