El Papa pide a las instituciones educativas católicas —que comprenden más de 231.000 centros en 171 países y atienden a 72 millones de estudiantes— evitar la “tecnofobia” y “garantizar el acceso a los más pobres”.
“Allí donde el acceso a la educación sigue siendo un privilegio, la Iglesia debe abrir puertas e inventar caminos, porque ‘perder a los pobres’ equivale a perder la escuela misma”, escribe León XIV en la carta apostólica Trazando nuevos mapas de esperanza, publicada en italiano.
En este nuevo documento pontificio, publicado en el marco del 60º aniversario de la Declaración conciliar Gravissimum educationis, León XIV subraya la necesidad de garantizar el acceso a los más pobres en las instituciones de educación católicas con la promoción de “becas y políticas inclusivas” que apoyen a las “familias frágiles”.
“La gratuidad evangélica no es retórica: es estilo de relación, método y objetivo”, asegura el Papa que también amplía su mirada a la educación superior donde, según dice, “la mirada inclusiva y el cuidado del corazón salvan de la estandarización”.
En el texto de nueve páginas, León XIV describe los retos que enfrentan las instituciones educativas. Entre ellos, “la hiper-digitalización” que puede “fragmentar la atención”; la crisis de las relaciones que “puede dañar la psique” y la inseguridad social y las desigualdades pueden “apagar el deseo”.
Advierte que la educación católica no debe convertirse en un “refugio nostálgico”, sino un “laboratorio de discernimiento, innovación pedagógica y testimonio profético”.